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jueves, 21 de mayo de 2020

Los presupuestos de la vergüenza



Dejando la pandemia aparte, es evidente que Cataluña y el procés constituyen el principal problema político del país. Por ello, los entresijos de la política interna catalana son, mal que nos pese, de interés general incluso en los detalles domésticos.

Cataluña no tenía presupuestos desde 2017. El bloque independentista neoliberal fue incapaz de consensuarlos. Carece de un proyecto estratégico inclusivo. Las fuerzas independistas se hallan permanente en conflicto. La lucha por la hegemonía electoral lo determina todo. El terrible drama humano que estamos viviendo merece menos atención para el Govern que la lucha cainita por los espacios de poder. Es en este marco en el que se han presentado los presupuestos de la Generalitat para el 2020. Sería para cualquier gobierno un punto culminante; son las cuentas públicas las que de verdad señalan perspectivas, objetivos y definen alianzas. El papel lo soporta todo.
Estas cuentas son un ejemplo de manual. Los números no responden a la realidad.

El cálculo del crecimiento del PIB es falso y por tanto la disponibilidad financiera que se deriva Se han construido los números sobre la base del presupuesto de 2017, previendo un crecimiento del 1,9% del PIB. Afirman que aumentará el gasto un 12,6% respecto a las previsiones del 2017. La realidad es la que es, la diga Agamenón o su porquero.

Todos los indicadores (el FMI, la OCDE e incluso el propio Govern catalán) sitúan la caída del PIB, a consecuencia de la Pandemia, entre el -8% al -13% (para el FMI) o del -7,5 al -8,8% según había reconocido el propio ejecutivo catalán. No hay ninguna iniciativa real para aumentar, en un momento crítico, la recaudación sobre los que más tienen. Son pues, unos presupuestos que, como afirmó Pere Aragonés (el padre de la criatura), solo sirven para arreglarse entre ellos. Son también un balón de oxígeno para un gobierno noqueado. La abstención de los comunes, la “izquierda transformadora” era clave para la aprobación de las cuentas. Su apoyo, directo o indirecto, a las posiciones del Govern neo-liberal revelan la degradación política del grupo parlamentario.

Unos pocos números Las críticas a los diputados “izquierdistas” por parte de todo el abanico de movimientos populares han sido enormes. La incomprensión por el resultado de la votación, total. La situación financiera de Cataluña es muy delicada. La incapacidad del ejecutivo para construir un presupuesto ha deteriorado de forma importante las cuentas ahondando el agujero en los servicios públicos. Un ejemplo: en estos momentos, de colocarse en el mercado mundial, la deuda catalana estaría calificada como bono basura y con una nota similar a Namibia, según la agencia Fitch, e igual a la de Armenia o Bangladesh según Moody´s La dependencia financiera del Govern respecto a Madrid supera el 83,9% de las necesidades de tesorería.

Ningún banco internacional se fía de las cuentas catalanas.

El presupuesto presentado no da respuesta a esta situación, aunque prioriza el pago de la deuda, más de 10.000 millones. Es una de las partidas más importantes (un 31%) respecto al presupuesto ejecutado del año anterior y supera los gastos de los departamentos “más sociales” como educación, sanidad o asuntos sociales y familia. La UE posibilitó un alivio importante de la deuda de los países de la zona euro que fue aprovechado por el Conseller de Economía Pere Aragonés para reducir la deuda en lugar de aumentar las inversiones sociales. La oferta que en su día hizo Pedro Sánchez para apuntalar su posición y aprobar los presupuestos del estado del 2019, hubiera representado para Cataluña unos 2.050 millones de ingresos extras. Fueron despreciados, la lucha en el seno del gobierno por ser más “indepe” vetando las cuentas del Estado frustró esa posibilidad.
Se mire como se mire la deuda de la Generalitat a 31 de diciembre era de 79.060 millones de euros, de los cuales se deben a Madrid la friolera de 59.660 millones.

El gasto financiero no finalista (el gasto corriente de los Departamentos que puede usar realmente el Govern girará en torno a los 27.000 millones de euros, supuestamente unos 3.000 millones más que el último cuadro macroeconómico en 2019 y unos 2000 si se compara con el gasto corriente con competencias homogéneas de 20101. Pere Aragonés, el artífice de los números y vicepresidente, ha querido vender la idea de unos presupuestos expansivos y anti-recortes.
Si tomamos como referencia el 2017 vemos que no revierten los recortes sociales.

Por ejemplo: al pasar tres años sin cuentas no se pone en relación el actual presupuesto con el prorrogado y ejecutado en 2019. La izquierda Podemos/Comunes ha intentado justificarse repitiendo el discurso de la derecha. Ha hablado de unos 3.000 millones extras para políticas sociales, pero la realidad es más prosaica. Esta cantidad son gastos acumulados y guardados en los cajones a lo largo de los años de prórroga presupuestaria: así, lo presupuestado para el 2020 es inferior a lo ejecutado en 2019 sin tener en cuenta la inflación. Al hacerse visibles ahora aparecen como cantidades extras cuando no lo son y no se pue de disponer de ellas.

En Sanidad se prevé una partida de 9.659 millones, que es menos de lo ejecutado en 2019. Esta es muestra de alguna de las “trampas” en los números, pero podríamos hablar de más cosas. Nos referimos a que no se habla de pobreza infantil, segregación escolar… o atención de la gente mayor (no se prevé ni una sola residencia nueva). Ni siquiera han contemplado la actualización del Indicador de Renta de Suficiencia, congelado desde 2010. Es el indicador que sirve para calcular las prestaciones de la Renta Garantizada de Ciudadanía, que por otra parte apenas ha cubierto al 5% de quienes lo necesitaban en estos últimos años.

Nuevos Impuestos en la presentación de los presupuestos el Vicepresidente quiso lucir “palmito de izquierdas” y decidió reducir la carga impositiva, en la parte autonómica, a todos aquellos que cobren al año menos de 12.450 euros y aumentarla para aquellos que ingresen más de 90.000 euros. Los beneficiarios serían unas 200.000 personas (en el supuesto de que sus ingresos les obligaran a tributar). Esto estaría bien si se acompañara de una renta universal y se cumpliera la ley de la Dependencia, para así mitigar la enorme bolsa de pobreza que corroe a la sociedad catalana.
Para compensar la reducción se aumentarían los gravámenes en el impuesto de sucesiones, los impuestos por viviendas vacías, bebidas azucaradas… Basta ver los ingresos previstos para comprobar el bajo impulso de esa iniciativa. Se esperaba un aumento de la recaudación de 552,5 millones, aunque para este ejercicio se planteaban cifras más modestas (unos 170 millones).
Sabemos que ni tan siquiera eso se cumplirá. El coronavirus hará caer, por ejemplo, la recaudación de la tasa turística, que representaba unos 10,3 millones. A causa de la pandemia algunos impuestos disfrutarán, como se ha apuntado ya desde el Govern, de bonificaciones, y otros como la subida del impuesto de sucesiones se pospondrán y tampoco se incrementará el impuesto a las bebidas azucaradas.  

Uno de los mayores logros de los Comuns y de los que ha sacado pecho, es que quienes cobren más de 120.000 euros al año habrán de pagar (65 adicionales al mes), en concepto de nuevas fórmulas impositivas; el que acredite unos ingresos de 110.000 pagará 25 euros adicionales. Suponemos que estas pobres familias ricas vivirán así la epidemia con alguna estrechez. ¿Esta es la Reforma fiscal de la hablan algunas de las cabezas pensantes? Inversión Se pretendía poner en el haber del Govern el incremento en inversión (26,4% respecto al 2017).

La realidad es otra, no se recuperan los ni veles de inversión pre crisis, que además soportaban un déficit importante (entre 8.000-9.000 millones). En 2020 y con un supuesto equilibrio en las cuentas según Pere Aragonés,2 la inversión rondaría en la práctica unos 2.000 millones, frente a los 6.000 millones de inversión en 2009, por ejemplo. Sanidad Se nos ha querido vender que estos números son anti recortes. Nada más falso.

En el apartado de sanidad el presupuesto del 2010 alcanzó los 9.875 M/ En 2017 fue de 8.800 M/. Para el 2020 se han previsto 9.739 M/ pero como la inflación acumulada fue en ese periodo del 16,3%, la capacidad real de compra se reduce a 8.190 M/ (se pierden respecto al 2010 más de 1.000 millones y unos 700 respecto al 2017). Como la recaudación será muy inferior a lo previsto (el costo de la pandemia se estima entre 1.800 a 2.000 M/, la consecuencia será el déficit o el incremento de los recortes. Con el presupuesto del 2020 en la mano, el aumento para sanidad solo cubre la mitad del gasto ya comprometido por culpa del coronavirus. El gasto “per cápita” de 2017 fue de 1.185 /habitante/año; con el actual presupuesto y sin pandemia el gasto sanitario “per cápita” es de 1.160 /habitante/año (-2,1% habitante /año) Se decía que se contratarían 1,400 médicos y sanitarios más, que se reducirían las listas de espera quirúrgica a los 181.000 pacientes que han de aguardar una media de 146 días (se destinaban algo más de 20 millones)…

En el ranking, ya antes de la pandemia, de los servicios sanitarios Cataluña ocupa una triste posición 3. Pero en realidad siempre hay dinero para lo que se quiere. Aprovechando el momento de desconcierto de la “izquierda”, que lo ha tolerado dando el aval a los presupuestos, el President vicario decidió transferir a las clínicas privadas 43.000 euros por cada paciente ingresado con Covid-19, cuando el costo del tratamiento se cuantifica en unos 10.000/12.000La transferencia que ha aprobado Torra hace pasar la factura a la cuenta de las posibles ayudas que provengan del Estado o de Europa. Será así como los ciudadanos, a través de sus impuestos, acabarán pagando durante generaciones los beneficios extras que obtendrán los hospitales privados gracias a la pandemia. 

De nuevo la Generalitat consigue que se socialicen las pérdidas y se privaticen las ganancias. Como estos recortes no son suficientes, una moción presentada por la oposición que pedía la devolución del 5% de sueldo deducido al personal sanitario en la última crisis, fue rechazada por el Govern, con votos de JxCat, ERC y los Comuns. La derecha neoliberal-Independentista y esa desnortada representación de la izquierda solo apoya a nuestros sanitarios desde los balcones. Haciendo un ejercicio de simplificación, el siguiente cuadro sitúa algunas reivindicaciones del personal sanitario y cómo se han posicionada las diferentes formaciones políticas frente a él. Enseñanza En educación el presupuesto ha quedado hecho añicos. Se le suponía un incremento de 961,48 millones para una cifra total de 6.698 millones (un +18,6% respecto a 2017).

Pero nuevamente el coronavirus ha echado por tierra todas las previsiones. Lo que ha quedado en evidencia es la indolencia del Conseller Josep Bargalló, prácticamente desaparecido durante esta pandemia. El próximo curso ya apunta a un uso masivo de la enseñanza on line; pero con esas dotaciones es imposible abordar los nuevos gastos para niños que deberán poseer el material informático y los medios técnicos adecuados y gratuitos para conectarse.

En este marco de recortes sorprendentemente la escuela privada-concertada recibirá un 8% más. Es el doble del incremento total del presupuesto de educación, aunque la enseñanza privada-concertada ha perdido algo más de 4.400 alumnos. Es decir, reciben más con menos gasto. El Govern vuelve a incumplir la Ley de Educación de Cataluña, que preveía un incremento en la inversión en Enseñanza de hasta el 6% del PIB. Entre este baile de números un cuadro nos puede ayudar. Una serie de 9 propuestas consensuadas por los sindicatos y algunas de ellas aceptadas por el pro pio Govern, fueron re chaza das por JxCat, ERC y los Comuns. Solo se aprobaron aquellas que no representaban ningún gasto.

Nuevamente ofrecemos un cuadro simplificado de las demandas sindicales y el posicionamiento político de cada formación. Los grandes olvidados La gran ausente es la Renta Garantizada de Ciudadanía y la atención a las personas. Literalmente el presupuesto se olvida de ellos y abandona a las personas más vulnerables. La ciudadanía de Cataluña en riesgo de pobreza según el Indicador Arope superaba los 1,87 millones de personas (21,3%)4 y la población con privación materia acercaba al medio millón (6,5%), datos del 2018.

Desde el 2017 los indicadores no paran de crecer. En 2017 las cifras eran del 20% y 5% respectivamente, un aumento escandaloso si los comparamos con el 16,6% del 2008. El gran incremento de la pobreza severa de muestra que la Ley de la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) no se ha implementado correctamente. A 15 de diciembre de 2019 solo se beneficiaban de la prestación de la RGC 76.000 personas, y otras 46.672, principalmente con pensiones no contributivas, tenían el complemento hasta el umbral de la RGC. Recientemente los representantes de la Consejería de Trabajo, Asuntos sociales y Familias informaban que la suma de ambas prestaciones beneficiaba a 127.000 personas en Cataluña. Es decir, solo una cuarta parte de la población con pobreza severa, o el 7% de la población bajo el umbral de riesgo de pobreza. Se han denegado el 80% de solicitudes de la prestación RGC hasta la fecha, con desestimaciones arbitrarias. El 40 % de solicitudes se han devuelto sin explicación.

Los presupuestos del 2020 no cambian la tónica ni se vislumbra un escenario de mayor justicia social, sino lo contrario. Ante la elaboración y tramitación del proyecto presupuestario de 2020, la Comisión Promotora de la RGC hizo varias propuestas a los grupos parlamentarios: entre otras la actualización del Indicador de Renta de Suficiencia en Cataluña (IRSC). El proyecto presupuestario no lo contempla y el índice no se ha actualizado. Como la inflación ha sido en este periodo del 16,3%, la consecuencia es la devaluación de las prestaciones económicas vinculadas al IRSC y la propia RGC. El objetivo de Pere Aragonés era ahorrar, limitando el acceso de importantes sectores de la población, los más vulnerables, a diversas ayudas sociales cuyos requisitos están vinculados a dicho indicador. La Generalitat vuelve a saltarse sus propias normativas puesto que la obligación de actualizar el IRSC vía presupuestaria se recoge en la Disposición final segunda, apartado 2, de la ley de la RGC 14/2017, en el artículo 15 y la disposición transitoria de la ley 13/2006 que establece que debe evaluar anualmente la actualización de dicho indicador e incluir su valor en la ley de presupuestos anual.

La partida presupuestaria para la RGC sube unos 40 millones respecto al gasto en 2019 que alcanzó, en esa partida, los 340 millones de euros. Si relacionamos dicha partida presupuestaria con los datos estadísticos que se indican, dicha cantidad no cubre ni de lejos las prestaciones necesarias de RGC para la población vulnerable en Cataluña. A pesar de todos los esfuerzos y presiones de los grupos sociales el IRSC no se movió y el incremento de la partida presupuestaria de la RGC solo fue votado por el PSC, Cs y la CUP, votaron en contra JuntsxCat y ERC, el grupo parlamentario de Comú-Podem se abstuvo. El cambio de voto de en Comú-Podem era crucial en ese momento. Causa vergüenza ajena comprobar cómo el gobierno de la Generalitat y la mayoría parlamentaria que le ha facilitado los presupuestos no plantean objeciones a la legislación sobre estabilidad fiscal (objetivo de déficit público, deuda o techo de gasto) mientras la Comisión Europea ha suspendido dichas reglas para atender las necesidades extraordinarias ocasionadas por la pandemia. Las estrategias La aprobación de estos presupuestos ha provocado los primeros movimientos en el Govern. Desdiciéndose de lo prometido el President Torra ahora estudia seriamente agotar la legislatura y no convocar elecciones; el tiempo ganado es munición para el fugado en Waterloo. Solo la inhabilitación pendiente en el Tribunal Supremo obligaría a convocar nuevos comicios. La abstención de los Comuns ha dado vida al ejecutivo de Torra.

La derecha-neoliberal catalana se ha crecido. Los Comuns habían condicionado su abstención a la convocatoria de nuevas elecciones. Torra, una vez que ha cerrado el tema presupuestario, hará caso omiso. Es más que previsible. El diseño original de toda esta maniobra es complejo y posiblemente se juega en varios escenarios. ERC, al asegurarse el apoyo de los Comuns con el beneplácito del núcleo dirigente de Madrid, pretendía convertir a Pere Aragonés en el nuevo hombre fuerte de la política catalana. Se pretendía presentar a ERC como “progresista” y “dialogante”. La maniobra viene gestándose desde hace tiempo, aunque es muy arriesgada. Mantener el apoyo de ERC en Madrid es el objetivo final. Eso fortalecería las posiciones de Pablo Iglesias como vicepresidente, además de consolidar al presidente, esa alianza cruzada contribuiría a mantener el gobierno de coalición.

Al menos eso es lo que cabría esperar. Pero ERC ya ha mutado, los grupos de poder que han apoyado históricamente a la derecha más neoliberal ahora fijan su interés en esa fuerza política. ERC tiene otro objetivo: para ganar la independencia precisa ampliar su base social. La descomposición del espacio de Podemos/ Comuns puede ayudar. Especialmente si se produjera una convocatoria electoral anticipada. La estrategia del núcleo rector de los Comuns tiene visos de ser un suicidio político; ERC practicará con ellos el “abrazo del Oso”. Es una mala noticia para el PSC e incluso para el PSOE, que necesitaba de unos Comuns fuertes, alejados de la presión de los republicanos. Pero el coronavirus lo ha trastocado todo. Lo que parecía una compleja partida de ajedrez ahora se ha convertido en el “juego de la Oca”, donde el azar determina la posición de cada uno de los participantes. La situación de Pere Aragonés, se ha debilitado mucho.

Al fraude de los presupuestos aireado por los movimientos sociales, se le añade al fracaso de su ley privatizadora hace unos meses. A todo ello se suma la pésima gestión realizada por el Conseller de Treball, Asumptes Socials i Famílies, Chakir el Homrani, que perdió las competencias en las residencias de ancianos, transformadas en auténticos campos de exterminio, la indolencia del Conseller de Enseñanza y la penosa aplicación de la Renta Ciudadana en estos tres años; todo ello es un lastre creciente. ERC pretendía mostrar su buen hacer a través de les “conserjerías” con peso social, salud, enseñanza, atención a las personas, por eso se ha reservado el 77% del presupuesto para aquellas consejerías que controla su partido, aunque la pésima gestión de algunos Departamentos le está restando mucha fuerza y le pasará factura.

Por otra parte el camino para Pere Aragonés es muy complicado. Por más que intente hacer creer que no hay recortes es consciente de que en gran parte las cosas están fuera de su control, el coronavirus y movimientos sociales que cuestionan su política han irrumpido con fuerza en el escenario político de forma imprevista. Hay un debate pendiente que se desarrolla al mismo tiempo que se acentúan las contradicciones; el debate identitario podría dejar paso al debate sobre el eje izquierda/derecha. Los Comuns, caballeros de la triste figura Para el grupo institucional de los Comuns el presupuesto era una catapulta hacia las instituciones. Pero precisamente, gracias a su apoyo, Torra ya ha decidido aguantar todo lo que pueda y de momento, a la espera de lo que diga el Supremo sobre su inhabilitación, no se moverá.

Pere Aragonés ha tomado nota de la debilidad de los Comuns y puede imponer al grupo parlamentario nuevas renuncias a su ideario ahondando en el perfil neoliberal del presupuesto. La crisis interna en este espacio político está servida, una más (¿cuantos secretarios generales han caído desde que se fundó Podem Catalunya?, ¿cuantas comisiones gestoras ha habido?). Ahora todo es más grave, la situación social es de un enorme dramatismo. Y se ha marginado el debate presupuestario a la militancia. Tal vez una de las contrapartidas a todo este movimiento podría ser reforzar la gestión de Ada Colau, que ahora podría contar con el apoyo de ERC y JxCat además del PSC.

Pero creer que la alcaldía puede plantear presupuestos expansivos en un contexto general de recortes es querer hacerse trampas en el solitario. Cabe suponer una negociación como mínimo a tres bandas (el apoyo mediante la abstención al presupuesto catalán implicaría a ERC en la gobernabilidad en Madrid; el gobierno de la Generalitat podría ser para ERC con el apoyo de los Comuns y se afianzaría el liderazgo en Barcelona de Ada Colau). Pero si uno de los argumentos de los Comuns era la gobernabilidad en Madrid, hemos de recordar cómo Oriol Junqueras, presidente de ERC, advirtió que la aprobación de los presupuestos dependerá de los posibles avances que se produzcan en la mesa de negociación entre gobiernos. Fue la condición de ERC para la investidura de Sánchez.

El oportunismo político de ERC siempre mirando de reojo a JxCat, les llevó a votar no al Estado de Alarma. Una acción de una infinita irresponsabilidad. ERC demuestra una y otra vez que no es un socio fiable. La abstención ahonda la crisis de la izquierda “transformadora” en Cataluña y erosiona a sus representantes institucionales. Para los militantes de los movimientos sociales ha sido un golpe moral. Porque ni han sido consultados ni han sido tenidos en cuenta. Algunos y algunas quieren que sean meros convidados de piedra

por Eduardo Luque y Ramón Franquesa

Notas
1. Este presupuesto utiliza diversas referencias de cálculo, datos del 2010, 2017 lo cual genera una dificultad añadida a la hora analizarlo. http://aplicacions.economia.gencat.cat/wpres/AppPHP/2020/pdf/PRE_P_CAT.pdf

2. En realidad las palabras nuevamente engañan, según los datos de la propia Generalitat lo que no se incrementa es el déficit (hablan de déficit cero cuando deberían decir incremento del déficit 0) pero la deuda está ahí y obliga a destinar una parte muy importante del presupuesto a amortizarla.

3. https://www.cronicapopular.es/2019/06/torra-un-ano-al-frente-del-desaguisado/ “En servicios sociales, con un 19,96%, Cataluña es la campeona de los recortes (la media española se sitúa en el 7,7%).

En el período de gobierno de los señores Mas, Puigdemont y Torra, cinco comunidades han recuperado el gasto social previo al 2009 (Baleares, Navarra, País Vasco, Cantabria, Asturias y C. Valenciana).

Mientras que Cataluña ha recortado en ese período un total de 4.134, millones. Cataluña dedica un 55,45% del presupuesto a Servicios sociales siendo la media española del 61,4%.

La situación es especialmente sangrante en dos aspectos claves: En Sanidad, la media de recortes en España fue del 9,34%; en Cataluña, el 27,51%” 4. Idescat. encuesta de Condiciones de Vida del 2018.

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