El COVID19 ha puesto en evidencia todas las irregularidades cometidas durante años en la sanidad pública, en los sueldos de todas las que intervienen en los procesos de emergencia sanitaria, en las previsiones ante las emergencias colectivas, en la incompetencia de los políticos que nos gobiernan, en la debilidad de nuestro estado del bienestar, en las condiciones en que se han autorizado las residencias geriátricas, en la inconsciencia de nuestra sociedad civil ante la falta de recursos.
En Aragón se han detectado 83 nuevos casos de coronavirus, de los cuales 76 en Zaragoza, situados en la zona del Bajo Cinca, Medio Cinca y la Litera.
Todas las zonas donde han habido más casos corresponden a una franja de territorio de producción hortofrutícola que se extiende entre Aragón y Catalunya, centrada en las comarcas señaladas y que les une una actividad compartida desde tiempos remotos y actualmente comparten la necesidad de mano de obra para recolectar las manzanas, melocotones, cerezas, peras, etc cuya cosecha se recolecta por estas fechas.
En Catalunya habría que añadir la comarca de les Garrigues como prolongación de la del Segrià con la salvedad que allí los productos principales son la almendra (recolecta en Septbre) y la oliva (en Diciembre). Pero eso está “a la vuelta de la esquina”.
Lo que les une realmente es una masa humana de africanos que realizan las labores de recolección en unas condiciones habitacionales y de salubridad realmente vergonzosas. Ese es el motivo por el que los focos de brotes son incontrolables.
Llevan muchos años realizando esas tareas y malviviendo en cualquier rincón de granjas, en los “mases”, en habitaciones indecentes, y en el espacio público. A nadie se le debe escapar las imágenes de los migrantes durmiendo sobre un colchón en la glorieta de la plaza de Alcarrás.
Catalunya y España tratan a los migrantes como a los pañuelos de papel para “usar y tirar”. Recordemos las palabras de Philip Alston (Relator sobre Derechos Humanos de la ONU), cuando visitó los campamentos de las recolectoras de fresas en Huelva, y venía de visitar los campos de refugiados del Sur de Grecia, y calificaba las condiciones de España peores que las vividas en Grecia. Argumenta que viven a quilómetros de distancia del lugar de trabajo, que no disponen de agua potable ni electricidad. Esas condiciones se pueden extrapolar al Segrià, les Garrigues, o cualquier otro lugar de Catalunya o España.
Va siendo hora de que la administración autonómica y central velen por unas condiciones dignas para aquellos y aquellas que vienen a trabajar por un miserable sueldo, de sol a sol, y encima nadie se preocupa de que dispongan de una habitación con baño, y un rincón de cocina para poder cocinar algún alimento.
Los que frecuentamos esas tierras lo sabemos, llevamos años viendo esas indecentes condiciones sin que ni ayuntamientos, diputaciones, generalitat, y gobierno central legislen y aporten recursos para que esas tierras puedan ofrecer alojamiento digno a esas pobres gentes que vienen aquí a hacer el trabajo que ningún parado español quiere hacer.
El silencio ciudadano clama a nuestras conciencias. Nos hemos acostumbrado a que el 25% de la población viva en situación de pobreza, a que haya personas que necesiten el banco de alimentos, a las becas/comedor en los colegios públicos para los niños pobres, a que haya sin techo en todas las ciudades de nuestro país.
Los fascistas de Vox podrían tomar nota, ya que siempre se les llena la boca de “primero los españoles”, si, para cobrar los subsidios pero para doblar el “espinazo” ya están los “negritos”, eso es puro racismo.
Mientras esto ocurre, el sacristán Quim Torra ya ha decidido regalarle a los hospitales privados de Catalunya 34.000 Euros por cama de UCI que puso a disposición de CatSalut, mientras el coste medio de ese servicio es de 21.000 Euros. Pero para los “negritos” no hay recursos.
El capital está contento. Se van cumpliendo sus previsiones desde el 2008. Saben que las condiciones que han provocado les hace más ricos a ellos y más pobres al resto de humanos. Y ese resto a callar, no sea que nos pasen al otro bando. Así no se construye un futuro, así se construye un sistema injusto y cruel.
por Antonio Machado
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